miércoles, 4 de abril de 2018

La contaminación por residuos tecnológicos.



Los aparatos electrónicos como celulares, televisiones, tabletas, cámaras digitales, ordenadores, reproductoras, equipo médico, juguetes, etc, contienen metales tóxicos y químicos. Cada año se generan en el mundo cerca de 50 millones de toneladas de basura electrónica. No existen en el mundo plantas recicladoras suficientes para recuperar las sustancias tóxicas y metales contaminantes como cobre, oro, zinc, berilio, tantalio, plomo, cadmio, mercurio, litio y arsénico. Una vez tirados los materiales tóxicos al aire libre, la tierra, el aire, el agua y el ser humano se contaminan irremediablemente. 

Para proteger al medio ambiente, ningún producto electrónico ni baterías deben tirarse a la basura, sino buscar las opciones para su reciclamiento. El principio para no afectar gravemente el medio ambiente es reciclar todo lo que tenga un circuito o tablero electrónico. 

Debido a la ineficiencia de los procesos de reciclamiento, muchos contaminantes como productos orgánicos persistentes y metales pesados emanan de la basura electrónica hacia el medio ambiente, en donde se acumulan penetrando en el cuerpo humano a través de la inhalación del aire contaminado. 

El año pasado, en todo el mundo se produjeron casi 49 millones de toneladas métricas de basura electrónica, equivalentes a 7 kilogramos por cada habitante del planeta, cifra que para el 2017 aumentará un 33 por ciento, según un estudio de la Universidad de las Naciones Unidas. 

El tema se ha discutido ampliamente y ha generado, al menos, tres reacciones principales. Por un lado, una ley con la que se regularía la disposición de estos desperdicios. También la intención del Ministerio de Medio Ambiente por regular el caos a través de programas posconsumo. Y, por último, se suman las iniciativas empresariales en un intento del sector privado por liderar la toma de correctivos. 

Como lo define el rector de la Universidad de las Naciones Unidas, una de las instituciones más estudiosas del tema en el mundo, Konrad Osterwalder: “El desafío de tratar con residuos electrónicos es muy complejo, muy difícil, pero perfeccionar ese proceso representaría un paso importante en la transición hacia la economía ecológica”.




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